¡Continuación de la bella historia de Antis, un perro fiel y valiente!
Jan dedicaba los ratos libres para amaestrar a Antis. Él le correspondía con gran inteligencia y afectuosa obediencia. Pronto aprendió a cumplir las órdenes del amo; cerraba las puertas si así se lo mandaba y nunca dejaba de llevarle los guantes cando se vestía el uniforme para salir.
Antis, nuestro fiel amigo, crecería a un costado de la pista entre pilotos, mecánicos y aeronaves: saltaba de júbilo cuando veía regresar a su amo Jan en un Potez 63 y luego se aterrorizaba cuando escuchaba acercarse a los Ju.88 o a los Stuka. Ya en aquella edad tan temprana el cachorro podía relacionar el zumbido de un avión al aproximarse con el devastador estruendo de las explosiones.
En la base aérea de Honington, no eran infrecuentes los ataques a baja altura de los alemanes. Los aparatos llegaban a toda velocidad o emergían súbitamente de las nubes, descargando sus bombas y desapareciendo en instantes sin que mediara una señal de alerta.
Una noche, mientras estudiaba metido en la cama, Antis despertó bruscamente y trotó hacia la ventana con las orejas levantadas. Aunque todo estaba en silencia y apenas se oía el siseo de la lluvia, el perro comenzó a gruñir; se le erizaron los pelos del cuello; se dirigió a la puerta y allí se estuvo escuchado atentamente.
No seas bobo- le dijo Jan- Nadie anda por allá afuera con este tiempo. Vamos, échate otra vez.
Antis seguía aullando entre dientes, mas viendo que su amo no tenía intención de moverse, amusgó las orejas y se hecho de mala gana. Al amanecer Jan se enteraría que un avión enemigo había sobrevolado.
En reiteradas ocasiones, había dado alerta de que aviones enemigos se acercaban y ellos pudieron ponerse a salvo.
Continuaremos con las aventuras de Antis un perro inteligente, fiel y valiente, cualidades que Dios ha dado a estos bellos animalitos. Dios les bendiga