miércoles, 22 de febrero de 2012

...Continuación de LAS GAVIOTAS ¡AVES DE DIOS!

Las gaviotas practican la monogamia y permanecen fieles a su consorte año tras año...
Cada pareja puede disponer en tierra de una extensión aproximada de dos metros cuadrados para vivir, nidificar y criar sus hijos...

Los comienzos de la vida no son fáciles para la gaviota. Después de pasar 26 días en el huevo y 24 horas luchando por romper el cascarón, viene un momento peligroso.

 Para conseguir alimento, el polluelo da unos golpecitos en un punto encarnado que tiene el pico de sus padres por el lado inferior. Esto hace que el adulto regurgite comida y la ponga en el suelo; la escena del polluelo junto al alimento infunde al ave adulta amor paternal y la mueva a alimentar al hijo.


 La primera regla que debe aprender el polluelo es: "Juega en tu propio terreno" Los padres distinguen a sus hijuelos de todos los demás y, si un pollito extraño se mete en su territorio, es posible que lo maten a picotazos.
  
Por causa de esta regla vine yo a ser dueño de una gaviota. (La historia es así)
"Vistiendo un impermeable y un casco de corcho (porque los adultos atacan desde el aire al intruso) había ido al criadero de la isla a tomar prestado un polluelo de un nido para estudiarlo. Después de medirlo y dibujarlo, lo volví a llevar para depositarlo en el nido de hierba que creí que era el suyo; pero me había equivocado, como lo comprendía al oír en lo alto un "Jajajajájajá", grito de alarma de una gaviota que se abalanzó sobre mí. Para salvar al pequeño no tuve otro recurso que meterlo bajo mi impermeable y llevarlo conmigo a casa...

Mi gaviota, a quien llamé Sol, casi se me muere porque yo no conocía esta extravagante costumbre (la de dar piquitos a su padre en la carnosidad roja de su pico, que es la señal para que el padre regurgite y llene su buche). El primer día no logré hacerle abrir el pico y comer. Tuve que abrírselo a la fuerza y a la fuerza meterle el alimento en el garguero, pero en seguida lo vomitó. Por la noche estaba muy débil.  En el notable libro sobre la conducta de las gaviotas que escribió Niko Tinbergen, titulado The Herring Gulll's World, me enteré del punto encarnado y me puse a pensar si no operaría también a la inversa, es decir, que tal vez mi gaviota necesitaba dar los golpecitos para poder abrir el pico. Me unté el dedo pulgar...de rojo y se lo acerqué. Picoteó con ferocidad, abrió el pico y me permitió llenarle el enorme buche...
La gaviota pasa gran parte del tiempo peinándose el plumaje. Yo creía que esto era cuestión de pura vanidad, hasta que eché el ejemplar mío en un estanque, Cuando la llevaba la agua, sosteniéndola en mis manos, luchó violentamente y se desgreño por completo. La coloqué en la superficie y con gran sorpresa de mi parte, se hundió. La saqué inmediatamente. Ya en tierra se dedicó a acicalarse, pasando el pico a lo largo del astil de cada pluma, con el objeto de volver a entrelazar las barbillas que se habían separado unas de otras en la lucha.
Horas después, Sol se metió en el agua y navegó tan airosa como un junco chino.

El peinado de las plumas permite al ave mantenerse a flote no solamente en el agua, sino también en el aire...

esto explica en parte porque la gaviota es ave de tan largos vuelos. Alcanza velocidades de 55 a 80 Kilómetros por hora y recorre hasta 1150 kilómetros en menos de 24 horas. Solamente el ganso, el halcón y la paloma mensajera la superan en rapidez.
Sol, mi gaviota, atada en nuestro jardín, sola y lejos del mar, perdió el vigor. Pasaba la mayor parte del día contemplándose los pies, actividad peculiar de su raza, aunque no la practican horas enteras. Al principio pensé que no era apropiada la comida que le estaba dando y fluí muy lejos en busca de pescado fresco. De nada valió. Una mañana un naturalista amigo mío me dijo que probablemente le hacía falta la compañía de otras gaviotas marinas. "Ella sola no es una gaviota, sino un ejemplar. Se necesita de toda una sociedad para hacerse gaviota".

Al día siguiente llevé el ave a la playa y la puse en una duna solitaria barrida por el viento. Las olas rugían y los cangrejos corrían hacia el mar. Sol bajó la cabeza y se contempló los pies, pero de pronto irguió su cabeza y escucho. Lentamente fue levantando y estirando el cuello y se esponjó hasta crecer enorme. Luego, con vigoroso impulso de las alas, se remontó en el aire.

Al desaparecer lanzó un grito: "miiiú", ese salvaje graznido en apariencia melancólico pero que en realidad es de contento. Antes de retirarme subí sobre una duna y me detuve a observar por última vez a Sol. La alcancé a ver más allá de los rompientes, donde se mecían 50 gaviotas con las cabezas inclinadas, escuchando su reclamo:"Aquí estoy. Me siento feliz. Aquí estoy" En seguida revoló tres o cuatro veces en círculo, descendió y se posó en medio de sus congéneres, para volver a ser, por fin, una gaviota de verdad.

¡¡Maravilloso Dios!! al crear estas hermosas gaviotas, que al mirarlas nos muestran el maravilloso amor de Dios por su creación .
(Artículo de Selecciones "La sociable gaviota", por Jean George Condensado de  "National Wildlife" "Gaviotas comunes",  por John James Audubon)